El Apóstol
Lo que queremos es que los niños sean felices,
como los hermanitos de nuestro grabado;
y que si alguna vez nos encuentra un niño de América por el mundo
nos apriete mucho la mano, como a un amigo viejo,
y diga donde todo el mundo lo oiga:
"Este hombre de La Edad de Oro fue mi amigo!"
Nombre: José Julián Martí y Pérez
Nacimiento: 28 de enero de 1853, La Habana Cuba
Fallecimiento: 19 de mayo de 1895, Dos Ríos (Cuba)
Ocupación: Escritor, filósofo, poeta, político y militar.
Cónyuge: Carmen Zayas-Bazán
Hijos: José Francisco Martí y Zayas-Bazán, El Ismaelillo
Sus padres fueron Don Mariano Martí y Navarro, procedente de Valencia, y Doña Leonor Pérez Cabrera, originaria de Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias. Fue al colegio de San Anacleto, dirigido por Rafael Sixto Casado y más tarde al colegio de San Pablo, dirigido por Rafael María de Mendive, quien se convertiría en un segundo padre para él.
Con sus padres viajó a España en 1857 y regresó a Cuba en junio de 1859. Su padre desempeñó varios cargos en el ejército: primero fue celador y más tarde ocupó el puesto de capitán, juez pedáneo de Hanábana al sur de la actual provincia de Matanzas, desde abril de 1862 a enero de 1863.
Durante este tiempo, su padre lo llevó con él y lo tuvo a su lado. Gracias a gestiones de su maestro y educador María de Mendive, en agosto de 1866 ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. El 19 de enero de 1869, ya comenzada la llamada Guerra de los Diez Años (1868-1878) en los campos cubanos, publicó junto a su amigo Fermín Valdés Domínguez sus primeros artículos políticos en El Diablo Cojuelo, periódico que pertenecía a este último. El 23 de enero de ese mismo año editó un único número de su periódico La Patria Libre, donde hizo público su drama en verso, Abdala.
Con sus padres viajó a España en 1857 y regresó a Cuba en junio de 1859. Su padre desempeñó varios cargos en el ejército: primero fue celador y más tarde ocupó el puesto de capitán, juez pedáneo de Hanábana al sur de la actual provincia de Matanzas, desde abril de 1862 a enero de 1863.
Durante este tiempo, su padre lo llevó con él y lo tuvo a su lado. Gracias a gestiones de su maestro y educador María de Mendive, en agosto de 1866 ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. El 19 de enero de 1869, ya comenzada la llamada Guerra de los Diez Años (1868-1878) en los campos cubanos, publicó junto a su amigo Fermín Valdés Domínguez sus primeros artículos políticos en El Diablo Cojuelo, periódico que pertenecía a este último. El 23 de enero de ese mismo año editó un único número de su periódico La Patria Libre, donde hizo público su drama en verso, Abdala.
Extracto de Abdala 1869
(…) El amor, madre, a la patria,
No es el amor ridículo a la tierra
Ni a la yerba que pisan nuestras plantas
Sino el odio invencible a quien la oprime
Es el rencor eterno a quien la ataca (…)
No es el amor ridículo a la tierra
Ni a la yerba que pisan nuestras plantas
Sino el odio invencible a quien la oprime
Es el rencor eterno a quien la ataca (…)
A raíz del encarcelamiento de su maestro y guía Mendive, a causa de los sucesos del teatro Villanueva entre un grupo de partidarios de la independencia y los más recalcitrantes elementos de un cuerpo paramilitar llamados «Los Voluntarios», se produjeron varios registros en las viviendas de muchos criollos intelectuales, entre ellos la casa de Fermín Valdéz Domínguez, su amigo, lugar donde se encontró una carta firmada por Martí y dirigida al condiscípulo Carlos de Castro y de Castro, en la cual lo trataba de traidor por no apoyar la causa criolla y haberse alistado en el ejército español. Juzgado en consejo de guerra, Martí, quien además en dicho juicio asume toda la responsabilidad, fue condenado a seis años de cárcel y Fermín Valdéz Domínguez a seis meses.
El 21 de octubre de 1869, a la edad de 16 años, Martí ingresó en prisión y desde allí le envió una foto a su madre con los siguientes versos escritos por él :
El 21 de octubre de 1869, a la edad de 16 años, Martí ingresó en prisión y desde allí le envió una foto a su madre con los siguientes versos escritos por él :
Mírame, madre,
y por tu amor, no llores:
si esclavo de mi edad y mis doctrinas
tu mártir corazón llené de espinas,
piensa que nacen entre espinas flores.
El 4 de abril de 1870 fue llevado a las canteras de San Lázaro, junto a otros presos, a realizar trabajos forzados. Allí conoció las injusticias de la prisión y la rudeza con que las autoridades españolas trataban a los condenados. Quebrantada su salud, su padre hace varias gestiones hasta que logra que le conmuten la pena por el destierro a España. Así el 15 de enero de 1871 parte rumbo a Cádiz, poco después se establece en Madrid y en ese mismo año publica El presidio político en Cuba su primera obra en prosa y en la que denuncia las atrocidades del gobierno colonial español en la isla, y en particular muestra con horror las atrocidades que se cometieron con otro de los prisioneros: Pedro Figueredo, un niño que era sometido a trabajos forzados estando enfermo.
También comenzó sus estudios de Derecho en la Universidad Central e inició al mismo tiempo una incipiente pero rápida actividad política en la metrópolis que lo lleva a sostener polémicas con el periódico madrileño La Prensa, y donde condenó el fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina en La Habana.
Durante su estancia en España, entre enero de 1871 a octubre de 1874, José Martí obtiene en Madrid y Zaragoza, los títulos de Bachiller y Licenciado en Derecho y el de Licenciado en Filosofía y Letras, todos con notas de sobresalientes, estos últimos no pudieron ser recogidos por Martí y fueron entregados 120 años después a las autoridades cubanas por el entonces rector de la Universidad de Zaragoza, José Badiola. Además, escribe y publica el libro La República Española ante la Revolución Cubana y termina su drama La adúltera y la obra de teatro Amor con amor se paga.
A fines de 1874 viaja a varias ciudades europeas, entre ellas París, dónde conoce a Víctor Hugo, Augusto Vacquerie y más tarde, en un segundo viaje, a la actriz Sarah Bernhardt.
Poco después viaja a México, al que llega desembarcando por Veracruz. Allí experimentó dos años trascendentales en su vida, ya que aprendió a conocer la América profunda, la América indígena y su pasado de grandeza. En ese mismo país conoce y contrae matrimonio, en 1877, con Carmen Zayas-Bazán, una Camagüeyana proveniente de una familia acomodada exiliada en México.
Esta época va a ser muy intensa para la vida de José Martí, viaja a Guatemala donde fue nombrado catedrático de literatura y de historia de la filosofía en la escuela normal central de ciudad de Guatemala, colabora en varias publicaciones como la revista «Universidad» y es nombrado vicepresidente de la sociedad literaria Patria y Libertad. En esos tiempos sostiene una profunda amistad con María García Granados hija del ex presidente de guatemalteco Miguel García Granados y a la que inmortalizaría en su poema, La niña de Guatemala que forma parte de sus Versos Sencillos.
El 31 de agosto de 1878 regresa a La Habana y allí comienza a trabajar en los bufetes de abogado de Nicolás Azcárate y Miguel Biondi. El 22 de noviembre nace su hijo José Francisco Martí y Zayas-Bazán] a quien todos conocerían después como el Ismaelillo, por la obra que le dedicó, del mismo nombre y que marcaría una nueva manera de decir en las letras hispanoamericanas. El 21 de abril de 1879, por sus discursos en el Liceo de Guanabacoa, fue detenido y acusado de conspirador, motivo por el cual es deportado nuevamente hacia España el 25 de septiembre de ese mismo año.
También comenzó sus estudios de Derecho en la Universidad Central e inició al mismo tiempo una incipiente pero rápida actividad política en la metrópolis que lo lleva a sostener polémicas con el periódico madrileño La Prensa, y donde condenó el fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina en La Habana.
Durante su estancia en España, entre enero de 1871 a octubre de 1874, José Martí obtiene en Madrid y Zaragoza, los títulos de Bachiller y Licenciado en Derecho y el de Licenciado en Filosofía y Letras, todos con notas de sobresalientes, estos últimos no pudieron ser recogidos por Martí y fueron entregados 120 años después a las autoridades cubanas por el entonces rector de la Universidad de Zaragoza, José Badiola. Además, escribe y publica el libro La República Española ante la Revolución Cubana y termina su drama La adúltera y la obra de teatro Amor con amor se paga.
A fines de 1874 viaja a varias ciudades europeas, entre ellas París, dónde conoce a Víctor Hugo, Augusto Vacquerie y más tarde, en un segundo viaje, a la actriz Sarah Bernhardt.
Poco después viaja a México, al que llega desembarcando por Veracruz. Allí experimentó dos años trascendentales en su vida, ya que aprendió a conocer la América profunda, la América indígena y su pasado de grandeza. En ese mismo país conoce y contrae matrimonio, en 1877, con Carmen Zayas-Bazán, una Camagüeyana proveniente de una familia acomodada exiliada en México.
Esta época va a ser muy intensa para la vida de José Martí, viaja a Guatemala donde fue nombrado catedrático de literatura y de historia de la filosofía en la escuela normal central de ciudad de Guatemala, colabora en varias publicaciones como la revista «Universidad» y es nombrado vicepresidente de la sociedad literaria Patria y Libertad. En esos tiempos sostiene una profunda amistad con María García Granados hija del ex presidente de guatemalteco Miguel García Granados y a la que inmortalizaría en su poema, La niña de Guatemala que forma parte de sus Versos Sencillos.
El 31 de agosto de 1878 regresa a La Habana y allí comienza a trabajar en los bufetes de abogado de Nicolás Azcárate y Miguel Biondi. El 22 de noviembre nace su hijo José Francisco Martí y Zayas-Bazán] a quien todos conocerían después como el Ismaelillo, por la obra que le dedicó, del mismo nombre y que marcaría una nueva manera de decir en las letras hispanoamericanas. El 21 de abril de 1879, por sus discursos en el Liceo de Guanabacoa, fue detenido y acusado de conspirador, motivo por el cual es deportado nuevamente hacia España el 25 de septiembre de ese mismo año.
En 1882 publica El Ismaelillo, dedicado a su hijo, y Versos Libres.
A su hijo le escribe en en el prólogo de El Ismaelillo:
Hijo :
Espantado de todo, me refugio en ti.
Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti.
Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así.
Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos arreos de gala te me has aparecido. :Cuando he cesado de verte en esa forma, he cesado de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón.
¡Lleguen al tuyo !
En 1881 se establece en Nueva York, lugar donde comienza a planificar y organizar la independencia de Cuba, colaborando con los periódicos neoyorquinos The Hour y The Sun.
A partir de este momento, su vida no tiene reposo. Discursos, publicaciones y encuentros para organizar la guerra, fueron actividades mediante las cuales núcleo a los cubanos emigrados dentro de clubes revolucionarios que fueron la célula fundamental de lo que más tarde sería el Partido Revolucionario Cubano (PRC), fundado el 10 de abril de 1892 en el Club San Carlos, Cayo Hueso, Florida (EE.UU.); siendo el resultado de años de intensa labor de reunificación y organización del exilio cubano para recomenzar la «Guerra Necesaria», quedando las causas de Cuba y Puerto Rico unidas en los estatutos del PRC.
Ya en esta época Martí, además de resumir en su obra y acción lo más avanzado del espíritu progresista del pensamiento político cubano, Félix Varela, José de la Luz y Caballero, es además un americanista convencido en la necesidad de la unión de lo que el denominó Nuestra América, convirtiéndose indiscutiblemente en uno de los pensadores más ilustres de América y del mundo cuyo pensamiento conserva toda vigencia en nuestros días. Lo que Martí predica en su tiempo es lo que se debe lograr en éste.
Ya en esta época Martí, además de resumir en su obra y acción lo más avanzado del espíritu progresista del pensamiento político cubano, Félix Varela, José de la Luz y Caballero, es además un americanista convencido en la necesidad de la unión de lo que el denominó Nuestra América, convirtiéndose indiscutiblemente en uno de los pensadores más ilustres de América y del mundo cuyo pensamiento conserva toda vigencia en nuestros días. Lo que Martí predica en su tiempo es lo que se debe lograr en éste.
En 1882 escribe la mayoría de los poemas conocidos como Versos libres. En 1883 es redactor de La América, de la que más tarde sería su director. En 1885 publica Amistad funesta, considerada hoy como la primera novela modernista. En 1886 trabaja sin descanso como corresponsal en Nueva York de diversos periódicos latinoamericanos como La América, El Latino Americano, La República (de Honduras) y La Opinión Pública (de Montevideo).
El 24 de julio de 1890 fue nombrado cónsul de Argentina en Nueva York, el 30 del Paraguay y en octubre comienza a trabajar como instructor de español en la clase nocturna de la escuela central de Nueva York. En agosto de este año se produce la ruptura definitiva con su esposa Carmen Zayas-Bazán. Esta a través de un cónsul radicado en Nueva York lo separa de su hijo y escapa sin su consentimiento.
El 24 de julio de 1890 fue nombrado cónsul de Argentina en Nueva York, el 30 del Paraguay y en octubre comienza a trabajar como instructor de español en la clase nocturna de la escuela central de Nueva York. En agosto de este año se produce la ruptura definitiva con su esposa Carmen Zayas-Bazán. Esta a través de un cónsul radicado en Nueva York lo separa de su hijo y escapa sin su consentimiento.
Ese mismo año es designado representante de Uruguay en la Comisión Monetaria Internacional Americana de Washington D. C..
De regreso a Nueva York pronuncia un discurso conocido como oración de Tampa y Cayo Hueso en el Hardman Hall. Funda el periódico Patria, que aparece el 14 de marzo y es elegido delegado del Partido Revolucionario Cubano. El 31 de agosto parte a entrevistarse con Máximo Gómez, el Generalísimo, en Montecristi (Republica Dominicana).
El 25 de mayo de 1893 se traslada de nuevo a Santo Domingo, donde una vez más se entrevista con Gómez y el 30 conferencia con el Mayor General Antonio Maceo en San José de Costa Rica. El 28 de octubre pronuncia en Nueva York un discurso en honor de Bolívar, y prosigue su intenso trabajo de organización a través de una copiosa correspondencia y viajes incesantes por Estados Únicos, Costa Rica, Panamá, Jamaica, y México, país donde se entrevista con su presidente Porfirio Díaz.
Hacia finales de 1894 casi ha completado los detalles del «Plan Fernandina», consistente en invadir la isla de Cuba mediante tres expediciones coordinadas con levantamientos internos; pero el plan fracasa, por una delación en la cual se culpa al coronel López de Queralta. Una vez fracasado el plan, el 30 de enero de 1895, sale de Nueva York hacia Cabo Haitiano en compañía de Mayía Rodríguez y de Enrique Collazo. El 25 de marzo, después de conocer las noticias del alzamiento en Cuba, redacta El manifiesto de Montecristi, programa ideológico de la revolución, firmado por él y por Máximo Gómez en la ciudad dominicana del mismo nombre.
El 15 de abril, los generales veteranos de la Guerra de los Diez Años, Máximo Gómez y Antonio Maceo, en justo reconocimiento a su labor titánica de organizar la guerra y unir a los cubanos en un mismo objetivo, la independencia, lo nombran Mayor General del Ejército Libertador.
Un día antes de morir, el 18 de mayo de 1895, le escribe a su amigo Manuel Mercado en un campamento cerca de Dos Ríos, la que sería su última carta, considerada su testamento político y visión premonitoria de lo que seria la política imperialista de los Estados Unidos de América en ibero América:
Campamento de Dos Ríos, 18 de mayo de 1895
Señor. Manuel Mercado.
Mi hermano queridísimo: Ya puedo escribir: ya puedo decirle con qué ternura y agradecimiento y respeto lo quiero, y a esa casa que es mía, y mi orgullo y obligación; ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber— puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin. Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos —como ese de Ud., y mío—, más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles, el camino, que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América al Norte revuelto y brutal que los desprecia, — les habrían impedido la adhesión ostensible y ayuda patente a este sacrificio, que se hace en bien inmediato y de ellos.
Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas; y mi honda es la de David (...)El 19 de mayo de 1895 cae en combate cerca un lugar conocido como Dos Ríos, donde se cruzan los ríos Cauto y Contramaestre, en una escaramuza contra una tropa al mando del coronel español Ximénez de Sandoval, los detalles de su caída y su posterior identificación hasta su reposo final son los siguientes:
Eran apenas pasado el mediodía el 19 de mayo de 1895, Martí a lomo de su caballo Baconao entre la confusión del encuentro buscaba al general Máximo Gómez e iba acompañado por su ayudante el joven Ángel de la Guardia.
Tres tiros certeros proveniente de unos fusileros españoles escondidos en algunos matorrales del lugar cegaron la vida del apóstol, uno penetró en el pecho fracturándole el esternón, otro entro por la parte alta del cuello destrozándole el labio superior, y el otro en el muslo derecho.
Su genio político rebasó las fronteras de su tierra y su época, las facetas de su pensamiento se encuentran interrelacionadas en la tarea que se impuso y a la cual dedicó toda su vida, la unidad de todos los cubanos, la expulsión del dominio colonial español de la Isla, evitar el peligro de una expansión estadounidense y fundar una república libre e independiente, «Con todos y para el bien de todos».
José Martí fue un revolucionario incansable en el arte y en la política; su obra es inmensa y abarca la poesía, la novela, el periodismo y el ensayo. Fue un gran pensador, orador, diplomático y político. En el campo de la poesía merecen mención Ismaelillo (1882), Versos Sencillos (1891), Versos Libres y Flores del Destierro. Sus obras ensayísticas más notables son el Presidio Político en Cuba (1871) y Nuestra América (1891), cabe también destacar su obra epistolar, de un elevadísimo nivel literario.
Eran apenas pasado el mediodía el 19 de mayo de 1895, Martí a lomo de su caballo Baconao entre la confusión del encuentro buscaba al general Máximo Gómez e iba acompañado por su ayudante el joven Ángel de la Guardia.
Tres tiros certeros proveniente de unos fusileros españoles escondidos en algunos matorrales del lugar cegaron la vida del apóstol, uno penetró en el pecho fracturándole el esternón, otro entro por la parte alta del cuello destrozándole el labio superior, y el otro en el muslo derecho.
Su genio político rebasó las fronteras de su tierra y su época, las facetas de su pensamiento se encuentran interrelacionadas en la tarea que se impuso y a la cual dedicó toda su vida, la unidad de todos los cubanos, la expulsión del dominio colonial español de la Isla, evitar el peligro de una expansión estadounidense y fundar una república libre e independiente, «Con todos y para el bien de todos».
José Martí fue un revolucionario incansable en el arte y en la política; su obra es inmensa y abarca la poesía, la novela, el periodismo y el ensayo. Fue un gran pensador, orador, diplomático y político. En el campo de la poesía merecen mención Ismaelillo (1882), Versos Sencillos (1891), Versos Libres y Flores del Destierro. Sus obras ensayísticas más notables son el Presidio Político en Cuba (1871) y Nuestra América (1891), cabe también destacar su obra epistolar, de un elevadísimo nivel literario.
Entre los tantos temas a los que incita Martí, el papel que pudo desempeñar la masonería en sus años de formación no ha sido privilegiado por los historiadores. Ha quedado testificado que, apenas llega al Madrid de 1871, fue iniciado en la masonería y elegido como secretario, cargo de alta responsabilidad. En México (1875-76) se conoce de sus relaciones masónicas y sostiene una polémica pública, donde demuestra un sentido enaltecedor por la orden. Esto comprende como mínimo un período de cinco años, desde que tenía 18 hasta los 23. Pero en la madurez, mientras organizaba su proyecto liberador, continuó considerando a la masonería como un taller donde se cultivan virtudes necesarias para el goce de la libertad.
El joven Martí vivió rodeado de masones en España y en México. El diario El Jurado Federal, al cual se vincula Martí desde el segundo semestre de 1871, era un recinto de liberales y masones. Todavía en 1894 recordaba de su director: “la pobreza grande de Francisco Díaz Quintero, que por no dejar morir El Jurado Federal, donde defendía el derecho de Cuba a la libertad y la clemencia, empeñaba las cucharas, las sábanas, el pequeño tesoro de su noble Pepa y del único hijo”. Partidario en política de Manuel Ruiz Zorrilla, no fue Díaz Quintero “un masón de butaca”, sino hombre que llegó a presidir en 1874 la Cámara de Justicia del Gran Oriente de España.
Algo semejante ocurre con su primera estancia mexicana (1875-76). La Revista Universal, a la cual se vincula Martí, era también una plaza de masones que apoyaban al presidente liberal Lerdo de Tejada. Es oportuno señalar que los mencionados artículos de Martí, en cierta medida, eran continuación de la posición de defensa de publicación respecto a la orden masónica. El 10 de marzo de 1875, en un pequeño suelto, la revista argumentó que el fin de la institución era “trabajar en bien de la humanidad y para el progreso de los pueblos”.
Entre sus afinidades en México contó al cubano Nicolás Domínguez Cowan, prestigiosa figura de la masonería en la Isla y fundador del primer periódico masónico cubano. Este había tenido que emigrar, luego de encabezar un sonado hecho ético y patriótico que llevó a la cárcel a más de sesenta masones. Durante dos años presidió la logia de la que fue miembro el hombre que más influyó en la formación moral, patriótica y literaria del adolescente José Julián Martí y Pérez. Por eso decimos que las tempranas motivaciones de Martí por la institución de la escuadra y el compás no hay que buscarlas en Madrid, sino en La Habana.
El colegio San Pablo fundado y dirigido por Rafael María de Mendive, a quien se le considera el padre espiritual de Martí, contó dentro de su claustro de profesores, amigos y asistentes a sus tertulias, con numerosos masones y liberales. El mismo Mendive era miembro de la emblemática logia San Andrés No. 9. En otro momento podremos extendernos sobre las repercusiones íntimas que debió provocar este círculo de influencias. Sirva de adelanto conocer que seis de sus miembros han dado nombre a logias y capítulos masónicos en Cuba.
La filiación masónica de José Martí fue históricamente cuestionada. La inexistencia de documentos probatorios puso en entredicho, incluso, los testimonios de un grupo de personalidades, investigadores e historiadores prestigiosos que la dieron por sentada.
Ya en 1899, Aurelio Miranda, ante la muerte del masón Dr. Francisco Solano Ramos, se lamentaba en la revista La Gran Logia sobre la imposibilidad de disponerse de la constatación tangible prometida por Solano en torno a la iniciación masónica de Martí en una logia española.
El joven Martí vivió rodeado de masones en España y en México. El diario El Jurado Federal, al cual se vincula Martí desde el segundo semestre de 1871, era un recinto de liberales y masones. Todavía en 1894 recordaba de su director: “la pobreza grande de Francisco Díaz Quintero, que por no dejar morir El Jurado Federal, donde defendía el derecho de Cuba a la libertad y la clemencia, empeñaba las cucharas, las sábanas, el pequeño tesoro de su noble Pepa y del único hijo”. Partidario en política de Manuel Ruiz Zorrilla, no fue Díaz Quintero “un masón de butaca”, sino hombre que llegó a presidir en 1874 la Cámara de Justicia del Gran Oriente de España.
Algo semejante ocurre con su primera estancia mexicana (1875-76). La Revista Universal, a la cual se vincula Martí, era también una plaza de masones que apoyaban al presidente liberal Lerdo de Tejada. Es oportuno señalar que los mencionados artículos de Martí, en cierta medida, eran continuación de la posición de defensa de publicación respecto a la orden masónica. El 10 de marzo de 1875, en un pequeño suelto, la revista argumentó que el fin de la institución era “trabajar en bien de la humanidad y para el progreso de los pueblos”.
Entre sus afinidades en México contó al cubano Nicolás Domínguez Cowan, prestigiosa figura de la masonería en la Isla y fundador del primer periódico masónico cubano. Este había tenido que emigrar, luego de encabezar un sonado hecho ético y patriótico que llevó a la cárcel a más de sesenta masones. Durante dos años presidió la logia de la que fue miembro el hombre que más influyó en la formación moral, patriótica y literaria del adolescente José Julián Martí y Pérez. Por eso decimos que las tempranas motivaciones de Martí por la institución de la escuadra y el compás no hay que buscarlas en Madrid, sino en La Habana.
El colegio San Pablo fundado y dirigido por Rafael María de Mendive, a quien se le considera el padre espiritual de Martí, contó dentro de su claustro de profesores, amigos y asistentes a sus tertulias, con numerosos masones y liberales. El mismo Mendive era miembro de la emblemática logia San Andrés No. 9. En otro momento podremos extendernos sobre las repercusiones íntimas que debió provocar este círculo de influencias. Sirva de adelanto conocer que seis de sus miembros han dado nombre a logias y capítulos masónicos en Cuba.
La filiación masónica de José Martí fue históricamente cuestionada. La inexistencia de documentos probatorios puso en entredicho, incluso, los testimonios de un grupo de personalidades, investigadores e historiadores prestigiosos que la dieron por sentada.
Ya en 1899, Aurelio Miranda, ante la muerte del masón Dr. Francisco Solano Ramos, se lamentaba en la revista La Gran Logia sobre la imposibilidad de disponerse de la constatación tangible prometida por Solano en torno a la iniciación masónica de Martí en una logia española.
Luego de tanta espera, el joven historiador cienfueguero Samuel Sánchez Gálvez encontró la ansiada evidencia: dos documentos masónicos que contenían la firma y el nombre simbólico del Apóstol, los cuales terminaban una larga (y por momentos agria) polémica.
Yo Soy Un Hombre Sincero
Algunas Frases
La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes.
La libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre.
La única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor.
Vale más un minuto de pie que una vida de rodillas.
La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía.
Hay un solo niño bello en el mundo y cada madre lo tiene.
Para ir delante de los demás, se necesita ver más que ellos.
El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía, la conciliación, el acercamiento común de uno y del otro.
También a un gran hombre lo puede exasperar una miserable mosca.
La felicidad general de un pueblo descansa en la independencia individual de sus habitantes.
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